lunes, diciembre 26, 2005

JORDANIA. Carlos

Para poder entrar en Jordania, por supuesto tuvimos que salir de Israel, con el consiguiente periplo que supone cruzar una frontera como esta. Fue pasar el pasaporte de Dani que sonaron todas las alarmas, tanques rodeando, franco tiradores apuntando…Bueno, no fue realmente así, pero si que volvieron a retrocedernos y mirarnos todo de nuevo, aunque esta vez de manera mucho mas sencilla, solo fueron dos horas.

Hemos tenido la suerte de compartir nuestra visita en Jordania con la compañia de Marta, una chica catalana de Sant boi que conocimos en Jerusalén, durante estos días decoro con su presencia nuestro grupito, su cariño nos recordó lo importante y fácil que se hace la convivencia con fragancias de dulzura. En nombre de elsrodamons, gracias, por tu entrega como persona, y por oxigenar nuestro espacio durante tu hermosa estancia.

De la frontera de Aqaba a Petra nos separan unas dos horas, un lugar profundo, de color tierra, paisajes claros, áridos, desérticos, cuando de repente eres abofeteado por espectaculares montes limados, espumosos, maravillas de la naturaleza, escondidas, tímidas, las miras y contemplas sus pasados, sus orígenes, su historia. No tardamos mucho en llegar a Wadi musa junto a petra en un hotel llamado cleopetra, casi programado por el chofer que nos paro justo delante. No faltó la calurosa acogida de un encargado, de los que existen en todos los gremios de todos los países, folclóricos, simpáticos y con cara dura, o sea una mezcla de tipejo con tipo majo. Esa misma tarde decidimos ir a visitar la pequeña petra un lugar hasta hace poco vivían beduinos, un entorno duro, caminos estrechos rodeado de altas paredes creadas por las fisuras de las montañas, en el medio del desierto de wadi rum donde las piedras con el tiempo han formado figuras, como esculturas, rostros, con sus ojos, bocas. La naturaleza late cada día, dibuja, como un fotógrafo dibuja con la luz, un enamorado dibuja el amor con su corazón, ella lo hace con lo único preciado que tiene, el tiempo.

Llego el gran día y con él, la gran petra, la ciudad rosa, ahí donde tintín, spielberg, nos han hecho pasar buenos ratos. Unas de las maravillas arqueológicas mas bella de todo oriente medio. El siq, largo desfiladero de 1,5km , el tesoro del faraón, monumento de 40 metros tallado en la roca, el edificio más emblemático. El teatro construido por los nabateos, las tumbas reales etc. Ante tanta belleza me inclino, aquí los humanos somos relevados de nuestro puesto de dominador y pasamos a ser hormiguitas desde los ojos de un elefante. Tienes la impresión de viajar al centro de la tierra, es exultante, Petra es misteriosa.

Los dedos agradecían los momentos de descanso entre foto y foto. Aquí están todos los guiris del mundo, tanto mochileros como furtivos viajantes autobuseros. Ahí estábamos, solo faltaba la maquinita –su turno- para posar como campeones, la mirada al horizonte, con una postura espontánea, nada preparada. Deseando que los que vean las fotos comenten – chaval, tú si que eres un indiana jones-, tras tan exuberante espectáculo, rodeado de burros al trote con algunos japoneses encima, caballos galopando en esos lares y dos ó tres camellos perezosos arrodillados, decidimos ir a comer en lo alto de una piedra, en las calles de las fachadas (tumbas construidas por los nabateos).

Vaya, sobre las 16h00 saciados, o sea, casi como, esto está visto, nos comentan que hay un monasterio mas alto que el templo, de unos 45metros en lo alto de las montañas a una hora de caminata con 800 escalones de subida y una vista impresionante. Con cara de imbéciles, comentando lo tontos que hemos sido emprendimos ruta, corriendo, subiendo escaleras, beduinos proponiéndonos sus servicios con los burros, ya ves dos horas antes riéndonos del japonés encima, cualquiera se sube al burro para ir más rápido.
Llegamos, pulmones abiertos, con vista a un majestuoso monasterio que fue utilizado de iglesia en época bizantina. Lo más abrumador, es la vista, sobre todo cuando faltaba unos 20 minutos para anochecer con su correspondiente puesta de sol, ahí estábamos en los picos de petra. Solos para contemplar tal escenario, a cientos de metros, se hizo un silencio monasterial. Lo que paso por la cabeza y la mente de cada uno durante esos minutos quedara en la dimensión del lugar.
Aquella noche en el hotel con nuestro folclórico encargado enseñándonos bailes locales pasamos una velada muy agradable.

Amman, después de tres horas de bus y una emotiva despedida con marta los rodamons íbamos camino de ser expulsados de la frontera de Siria. Fue, adiós Jordania, casi hola Siria, welcome de nuevo Jordania, lo que paso, descubrieron el resto de una pegatina en uno de los pasaportes que indicaba un visado externo, costumbre muy conocida por ellos por todo aquel que pretende entrar en su país pasando por Israel sin dejar constancia de dicho paso. Después de una extensa y lógica explicación por nuestra parte y una difícil asimilación por la suya el resultado fue, ciao, good bye, aurevoir, adios, go back to Jordania.

De nuevo encerrados en una habitación de Amman junto con marta que conseguimos contactar de nuevo, nos reunimos. Conscientes de la nueva situación, con la única posibilidad de volar desde Amman hacia Turquía y siguiendo la filosofía de nuestro viaje, optamos por volar directamente a China, lugar de proyecto. Esquivando de golpe tropo cientos problemas, soñados por cualquier trotamundo pero gastos indeseables para nuestro proyecto, esa fue la decisión.

Quizás algunos pensarán que la suerte es cosa de la divina casualidad, pero otros optamos por creer que hay otro tipo de suerte, la que te llega insistiendo en tus objetivos.
A las 8h00 de la mañana del día siguiente nos disponíamos a buscar vuelos baratos, tanto por Internet como por agencia, todo indicaba unos 450/550 euros cuando apareció esa suerte, una oferta con limite de reserva hasta la 13h00 del mismo día y con posibilidad de volar ese mismo día a las 15h00, todo por solo 240 euros. Solo os dire que llegamos al aeropuerto sobre las 14h45. Que grande, giras tu vida de 180 grados de golpe, en un instante, que vértigo, cuanta adrenalina, conseguimos hacer jaque de nuevo a esos ritmos monótonos que de vez en cuando nos achanta, en su justa medida es genial.

Gracias Jordania por ser tan misteriosa, discreta, y tan atractiva y deseada cuando se te mira.
Carlos