miércoles, mayo 17, 2006

HEMOS LLEGADO A BRASIL. carlos

Llegó el momento, si, llegó, el momento de despedirme de un proyecto, de un viaje, de unos compañeros (aunque momentáneamente). Pero, después de siete meses, también quisiera dar la bienvenida, a algo que se quedo lejos en el camino de mi socialización; la ilusión. Reaprender a los 37 años a andar de nuevo, tener tiempo para digerir lo que se ve, lo que los demás intentan decirme, lo que la tele no me dice, lo que los niños callan, lo que las sociedades olvidan pero los injustos recuerdan. La ilusión, de creer en otro papa Noel, al final cabo este cuento lo hemos creado nosotros, por lo tanto si somos capaces de dar ilusiones a niños saciados de todo, por qué no somos capaces de dar un mínimo de esperanza a los que no tienen nada. Los adultos sabemos crear mentirás y participamos de ellas, yo ahora, tengo la ilusión de crear y participar en verdades, las que dan esperanza, ¿otro mundo es posible?, si claro, solo hace falta que construyamos otro cuento, ¿cuál?, “el que nunca nos han contado".

Que le dices al menino de la rua que fuma crack en las calles de Salvador de bahía, lugar donde nuestro último proyecto se ha llevado a cabo. “Niño, no seas tonto, te estas matando.” -Tranquilamente te podría contestar- “bueno, si tu no eres tonto y no quieres que me mate, edúcame.”
Pues en el Pelourinho, casco antiguo de Salvador de bahía en Brasil, barrio del centro histórico existe un programa llamado: Proyecto Axé, donde educadores y responsables como Caubi intentan dar respuesta a varios de estos problemas. Chicos de la calle, librados a su suerte, rodeados de violencia y drogas todo el día consiguen en distintas unidades del programa recuperar un deseo de vida con su cultura y su entorno, a través de la danza, la música. No usan el arte como herramienta para educar sino el arte como forma de vida. A lo largo de los casi 16 años de vida de este programa más de 13000 niños pasaron por el proyecto, algunos están bailando en compañías de baile por el mundo, otros, murieron, otros recompusieron sus vidas lejos de las calles, lo principal, que decía Caubi es que ahora se sienten participe, forman parte. Creo que el latigazo más fuerte que te puede dar la vida es estar aislado de todo y sentir que no formas parte de nada. También comentaba de forma muy interesante que a los niños hoy en día se les educa según el tiempo del mercado, un tiempo con metas y objetivos a alcanzar.
Cuando se les tendría que educar según el tiempo de la vida, un tiempo sin tantas polarizaciones, sin tantas directrices cargadas de miedo al fracaso de su educación. En nuestras preguntas ya estamos condicionando sus respuestas, si a un niño le preguntas si le gusta el colegio seguramente te contestará en función de lo que tú quieres escuchar, pero si le dices que responda bailando, entonces se sentirá libre y te dirá lo que siente sin ningún condicionamiento. Esto es lo que intentan en el proyecto axé, el arte como expresión de vida.

La melancolía es la felicidad de estar triste (Víctor Hugo), nada mas cierto en el caso de Brasil, un país de alegrías y tristezas, un lugar que sabe como sacarte la vena jovial, y al mismo tiempo hundirte de desesperación por su burocracia sin reformar. Aunque el hogareño lo lleva con la misma tranquilidad que algunas mujeres pasean sus hilos dentales, bikinis, por pintorescas playas donde de pronto puedes contemplar como varias personas practican la capoeira (baile y arte marcial), y otros dan interminables toques de pelota sin que esta se caiga, de hecho a nosotros nos dolían los riñones de pensar las veces que ya nos hubiéramos agachado para recoger las bolas perdidas en la arena.

Rostros negros, marcados por la desilusión y la esperanza, miradas de sabiduría despreocupada, ojos que te cuentan su historia, la de cuatro millones de esclavos importados, la mayoría en estas tierras de Bahía. Muchas de las tradiciones que hoy existen en Brasil son culturas desgarradas de países como Angola en África, a quien debe parte de su música, danza y arte marcial como la capoeira camuflado en forma
de baile, debido a la represión y falta de libertad de los esclavos en aquellos tiempos.

Brasil también ha sido nuestra pequeña despedida como grupo unido. Fue Israel, el primero, quien se reencontraria con su amiga Yolanda, que iba a pasar con él el ultimo tramo del viaje antes de regresar a España. No pasó un día que Dani y Moy decidieron marcharse hacia el sur, primero Rio dejaneiro y luego Buenos aires, quedando Miki y yo. Aunque pronto también quedaríamos alejados el uno del otro en el trayecto hacia caracas en Ciudad bolivar, donde el se bajo del bus por la noche para seguir recorriendo tierras lejanas, yo, decidi que ya era hora de retornar a casa. Mi familia y mis hijos tambien es un proyecto en el que quiero formar parte. Desde una habitación de Caracas escribo lo que será mi última crónica de viaje. Los rodamons en si mismo hemos representado una iniciativa positiva, personas tan diferentes en edades y caracteres, hemos sabido limar nuestras diferencias y convivir con ellas siendo siempre respetuoso y tolerante con lo que no entendíamos del otro. Como grupo que salía, dicho por otros con pocas esperanzas de terminar bien, hemos sabido hacer honor a lo que representábamos y buscábamos, de hecho, nuestro grupo supo crear su propio cuento, el que nadie nos había contado antes.

Carlos.